miércoles, 25 de mayo de 2011
Adicción.
A veces amar demasiado se convierte en una enfermedad...
Una relación es adictiva cuando nos produce daño, perjudica nuestra salud física y emocional y, sin embargo, no podemos liberarnos de ella.
Así como el adicto a una sustancia, necesita y tolera cada vez más cantidad de sustancia tóxica para poder funcionar, las personas "adictas al amor" soportan increíbles cantidades de sufrimiento en las relaciones que establecen.
Comienza a confundirse al amor con algo que podría categorizarse como "obsesión". Puede estar dirigida a alguien en particular, a una serie de hombres o mujeres, o a la búsqueda de una pareja (en caso de estar fuera de una relación).
Estas personas se sienten atraídas hacia individuos inadecuados para formar una pareja "sana"; por ejemplo elegirán (porque se trata de una elección) a seres incapaces de comprometerse afectivamente. Es decir, sujetos que por un motivo u otro son emocionalmente inaccesibles. Estas personas interpretarán todos estos rasgos como señales de que ese sujeto está necesitado e intentará ayudarlo, salvarlo, curarlo o cambiarlo con el poder de su amor.
En esto radica el punto de partida y la posterior dinámica insana de la relación. Dinámica que se caracteriza por la dependencia mutua (adicción).
Hay en estas relaciones dramatismo, caos, excitación, sufrimiento, algunas veces un alto voltaje de erotismo y sexualidad.
Las peculiaridades de las personas co-dependientes son:
* Realizan todo tipo de sacrificios personales, postergándose a sí mismos y a sus propios intereses vitales con tal de "ayudar" al individuo del cual depende.
* Cuanto más problemática, difícil e imposible sea el lazo con una persona, mayor es la atracción que sienten hacia ella.
* Destacan lo bueno y ocultan lo malo de la relación, frente a sí mismos y frente al mundo.
* Si el vínculo no funciona se echan la culpa a sí mismos por el fracaso; piensan que son ellos lo que fallan y que tienen que esforzarse más.
* Tienen pánico al abandono y por ese motivo están dispuestos a hacer cualquier cosa para evitar que la relación se disuelva.
En muchísimos casos la seducción y la sexualidad son los factores puestos en juego en la dinámica de la relación.
Hay en los encuentros sexuales (sobre todo al comienzo) mucha "magia", romanticismo, erotismo y sensualidad. El esfuerzo por complacer se centra fundamentalmente en el área sexual.
Aquí la persona supone que mediante la sexualidad salvará, curará o cambiará al individuo con el que ha establecido una relación adictiva.
Vale decir que puede haber "buena" sexualidad en malas relaciones.
En realidad, todos estos intentos por retener y/o cambiar al otro se vinculan con el manejo y el control. Por este motivo, la respuesta que suelen obtener de ellos es el desprecio, el mal trato, la depresión o un mayor alejamiento emocional (seguir juntos pero distantes).
Lo cual lleva a estas personas a reforzar sus intentos dando más "amor": aumenta la concentración en la conducta del partenaire, dependen cada además de él en lo afectivo. Van abandonando sus intereses personales, sienten furia e impotencia inexplicables hacia ellos; pueden aparecer síntomas físicos y psíquicos relacionados con el stress.
Observemos cómo se refuerza el círculo adictivo.
Por otra parte, llegando a un punto avanzado de la adicción, si una de las personas de la pareja trata de distanciarse, o de interrumpir la relación, se produce el "síndrome de abstinencia" (igual que a cualquier adicto a quien se le suspende el uso de una droga) un estado físico y mental del profundo dolor; sensación de vacío, insomnio, llanto, angustia, autorreproches, miedo, etc.
La raíz de esta obsesión no es el amor sino el miedo. Miedo a estar solo, al abandono, a no ser digno, a ser ignorado.
En todo este proceso se da un deterioro del autoestima, la dependencia es cada vez mayor y más perjudicial.
¿Cuáles son las raíces del problema?
Existen tantas respuestas posibles como personas adictas. Ahora bien, según estadísticas e investigaciones realizadas las personas adictas al amor pertenecen a familias disfuncionales. Familias que no satisfacen sus necesidades afectivas básicas. Es decir, familias donde hay muchos secretos, roles rígidos, no hay libertad para expresar deseos o sentimientos, entre otros rasgos.
Las personas adictas han aprendido desde su infancia, a negar sus propios sentimientos: a "lucir" bien aunque estén sufriendo, a "ayudar" a otros aunque estén vacías y carenciadas, a "seducir" aunque por dentro estén llenas de miedo (algunas personas son sumamente exitosas en su vida profesional y sin embargo son adictas emocionalmente).
Es importante comprender que lo descrito con anterioridad es una enfermedad progresiva y que responde bien cuando se la trata con un profesional adecuado.
El trabajo legítimo radica en uno mismo. No necesariamente deberán separarse de su pareja, pero necesitan redirigir las energías hacia su recuperación.
La recuperación no será de inmediato, es un proceso que se va conquistando día a día. Existen distintas alternativas de tratamiento: terapia individual, terapia de pareja, o terapia de grupo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.