miércoles, 30 de enero de 2013

Masturbación Femenina.






No digo que no se halla documentado que lo habrá hecho- ¿pero como? dado que la morfología masculina y femenina son tan diferentes, aún lo es más la manera de masturbarse.

¿Cuanta credibilidad se le puede otorgar a un hombre que ha escrito un estudio sobre la masturbación femenina sin haberlo sentido en si mismo?

Personalmente lo que he leído no me aclara ni me descubre nada nuevo, por el contrario, me parece que el libro está más que obsoleto, López Ibor ya hablaba de la masturbación Femenina, casi en los mismos términos, y de eso hace unos pocos de años. Si bien en la técnica no hemos cambiado mucho, si lo hemos hecho en la forma y en las variantes, y se han ido introduciéndo juguetes sexuales para potenciar más el orgasmo, cosa que este señor dice que no son imprescindibles, que ya si eso te frotas con la esquina de la lavadora o de un radiador eso si solo en verano, y si no te frotas con alguna parte del cuerpo de tu chico?¿? es pà quedarse ojiplática.

Aquí dejo un pequeño fragmento del libro escrito en 2002.  Que no tiene desperdicio ya me comentaréis que os ha parecido.


Se habla tan poco de la masturbación femenina que una práctica que se puede considerar íntima, en las mujeres es totalmente secreta. Se sabe tan poco de ella que muchas mujeres crecen con la sensación de ser las únicas que lo hacen, hasta que la realidad salta ante sus ojos.


Es precisamente, ese aprendizaje del autoplacer en solitario y en silencio, sin referencias, lo que impide a muchas mujeres sentirse seguras de lo que están haciendo. Por eso, con frecuencia, tienen la sensación de que, quizás, podrían hacer las cosas mejorde cómo lo hacen.


Siempre es posible mejorar las cosas. Pero conviene no perder de vista que si masturbándote como lo haces ahora llegas al orgasmo sin problemas, es que no lo estás haciendo mal del todo.


Existen numerosas formas de automanipularse. Pero no hay que obsesionarse con ellas. Puedes probar, si quieres, para introducir cambios o por simple curiosidad y experimentación. Pero si te vale lo que haces, está bien. Más aún, le va bien a la mayoría de las mujeres. El 71% de ellas le es fiel a un modo de masturbarse, pese a la variedad comentada. Y lo son de por vida, desde niñas hasta su ancianidad. Eso demuestra que cuando una prueba algo y le va bien, repite del mismo modo durante años, porque sabe que es eficaz.


De modo que se va a dar por descontado que eres una experta en el arte del amor propio. Pero eso no impide que desee conocer más cosas. Por si acaso. Dada la experiencia que tienes, sabes que la imagen trasmitida por las películas pornográficas de la masturbación femenina es falsa. Nada de meterse cosas en la vagina para simular el coito y a disfrutar. El estímulo debe dirigirse al clítoris. Que también quieres estimular la vagina con los dedos o alguna otra cosa adecuada, está bien. Es añadir sensaciones. Más aún, se sabe que al menos una de cada cuatro mujeres añaden este estímulo mientras se masturban acariciando el clítoris. Pero la vagina por sí sola llega un punto que no da más de sí.

Centrarse en el clítoris

 Te centras en el clítoris. Lo estimulas, preferentemente, sobre la capucha que lo envuelve (el prepucio), para evitar irritaciones por el frotamiento. Pero también puedes intentar estimular de forma más directa el glande del clítoris. Pero eso exigirá que con frecuencia lo lubriques con tus propios fluidos vaginales o con saliva. Así evitarás las molestas rozaduras.


Se puede utilizar un dedo o varios. Lo frecuente es que, siendo el dedo corazón el guía, se deje acompañar del índice y del anular. Aunque sabrás que hay chicas que lo hacen sólo con el índice o sólo con el dedo anular.


Aplicarás un movimiento de vaivén que permitirá que el clítoris esté permanentemente estimulado durante el acto. Con frecuencia, el movimiento puede ir de arriba abajo; a veces, de lado a lado; y otras veces describiendo pequeños círculo alrededor del clítoris. No es infrecuente hacer un poco de todo. Hay mujeres que utilizan un solo dedo en el estímulo y lo mueven con una acción rápida, como si fuera un vibrador. Es otra opción. También las hay que no colocan sus dedos sobre el clítoris, sino que sitúan este entre dos dedos, de la misma mano o de las dos. Y para estimularlo hacen unos movimientos como de tijera que se abre y cierra, o estimulan los dos lados del clítoris. Así les va bien.


¿Qué hacer con las piernas?


Tú misma. No se sabe por qué, pero unas mujeres prefieren mantener las piernas abiertas o muy abiertas y otras las mantienen ligeramente cerradas. Lo que mejor te vaya. Aunque si quieres introducir variación, abre las piernas si acostumbras a mantenerlas cerradas, o al revés, si sucede lo contrario. Otra variación: si mueves la mano con rapidez, hazlo también con mayor lentitud, como torturándote; añades un cambio. O lo contrario, si acostumbras a mover los dedos con lentitud, acelera un poco más. De todos modos, al final, cerca del orgasmo, no podrás evitar aumentar la velocidad del estímulo.


Si acostumbras a hacerlo boca arriba, inténtalo boca abajo. Con los dedos bajo tu vientre o frotando tu clítoris contra la almohada. Después, podrás transferir esta experiencia y masturbarte contra alguna parte del cuerpo de tu chico, estando él boca abajo, por ejemplo, y tú sobre él. La posición boca abajo es especialmente útil, también, porque así aprendes a estimular el clítoris moviendo dos dedos como tijeras, apenas haces movimiento; algo que te interesará, quizás, para masturbarte al lado de tu bello durmiente sin que se dé cuenta de lo que haces.


Pero puedes introducir más variaciones: si lo haces vestida, desnúdate; si lo haces desnuda, vístete; si lo haces acostada, hazlo de pie o sentada. Si empleas siempre tus manos y lo haces acostada, puedes hacerlo de pie y frotándote contra algo; el radiador de la calefacción, por ejemplo, mientras miras a la gente pasar bajo tu ventana. La esquina de la lavadora durante el centrifugado. O, siéntate en el suelo, flexiona una pierna con la rodilla hacia delante de modo que el talón haga presión sobre la vulva. Puedes estimular el clítoris sin que nadie lo advierta con un balanceo casi imperceptible. Es una forma de masturbarse relativamente extendida en nuestro medio. Pero entre las mujeres nativas del pueblo Lesu era su forma exclusiva de hacerlo.

Hay otras variaciones sencillas de aplicar en casa. El chorro de la ducha. Después de ajustar la temperatura, apuntas la parte central que va a mayor presión directamente sobre el clítoris. Te sentirás rara al principio; pero ya verás después. Orgasmos fabulosos mientras te duchas.


 También puedes añadir vibradores a tu conjunto de técnicas, aunque no son imprescindibles, pero recuerda que el ímite es tu propia imaginación. Datos extraídos en parte del libro: Un encuentro con el placer. La masturbación femenina. Jesús Ramos. Espasa-Calpe. Madrid. 2002

martes, 22 de enero de 2013

jueves, 17 de enero de 2013

English class III

Durante las horas siguientes la “Alumna” sometió al profesor a un sofisticado ritual de sometimiento y humillación. Primero hizo que se desnudara del todo y volviera a arrodillarse. Con una ancha banda de cuero le cubrió la parte superior de la cabeza y le tapó los ojos por completo, dejándolo cegado y vulnerable. A continuación le ató los genitales con una cuerdecita, que fue enrollando firmemente en torno a sus testículos y en toda la longitud del pene, dejándolo sujeto y semirígido. Después fue colocando pinzas en diversas partes del cuerpo del profesor: su escroto, sus pezones y la punta de su pene. El profesor sintió dolor con el pinzamiento inicial, aunque enseguida lo encontró muy soportable. Le sorprendió algo sentir una especie de pequeños pinchazos que recorrían su piel siguiendo una línea, con si le pasaran un objeto metálico con púas. No podía verlo, pero luego supo que era un instrumento médico, una ruedecita metálica dentada sujeta por un mango y que giraba al empujarla por la piel. Producía un dolor suave, un poco más que un cosquilleo, que hizo estremecer al profesor.
Se sobresaltó más cuando notó un líquido caliente que caía sobre su pecho. Enseguida comprendió que era cera derretida. Le producía una quemazón que desaparecía casi instantáneamente, un dolor placentero y relajante. La “Alumna” fue vertiendo la cera caliente sobre el cuerpo del profesor, alternándolo con presiones de la ruedecita y azotes con la fusta que en ocasiones hacían saltar la cera que se había secado sobre la piel.
El tiempo transcurrió. El profesor pensó que la “Alumna” se había perdido su clase de equitación al permanecer en casa. Sonrió para sí mismo al darse cuenta de que no la había perdido del todo: durante un rato le había montado a él en la espalda, azuzándole con sus preciosas botas y sujetando con firmeza su mordaza, a modo de riendas. En ese momento el profesor estaba tumbado sobre la cama en el dormitorio de la “Alumna”, con las manos atadas con unas esposas de cuero al cabecero de la cama. Estaba algo dolorido, pero se sentía feliz. Las pinzas que seguían aprisionando sus genitales y pezones empezaban a molestarle, pero permaneció quieto y sin proferir una queja. La Señora se movía por la casa, en otra habitación.
Al cabo de un rato la “Alumna” volvió a entrar, con el alegre repiqueteo de sus tacones.


- ¿Cómo se encuentra profesor? How do you feel?- dijo alegremente.



- Bien, aunque empiezan a dolerme las pinzas que me ha puesto.



- No se preocupe, se las quito ahora mismo.



La “Alumna” se acercó a la cama y soltó la venda de los ojos del profesor, que ahora podía ver, aunque un poco cegado por la luz. A continuación fue soltando las pinzas de los pezones, una a una. El dolor que sintió el profesor en aquel momento fue muy intenso y tuvo que reprimir un grito cerrando los ojos. Las pinzas dolían mucho más al quitarlas que al dejarlas puestas la “Alumna” sonrió y consoló al profesor acariciando su cara.



- Sssshhhh- susurró con dulzura mientras le masajeaba los pezones torturados- se le pasará el dolor enseguida.

- It hurts- susurró el profesor.

- How much?

- A lot…



Al quitar las pinzas del escroto el sufrimiento fue también muy intenso, lo mismo que al soltar lentamente la cuerdecita, que liberó el pene y los testículos lacerados del profesor. Durante unos minutos éste permaneció mudo, sobrecogido por el dolor.

- My teacher is suffering for his Mistress… But you are enjoying a lot, don’t you?

- Yes, I do.

- Would you like me to stop?

- No, please, go on..

La “Alumna” se levantó y se puso las manos sobre la cadera, moviendo ésta ligeramente hacia los lados y mostrando algo que el profesor no había visto hasta ese momento.


- Ahora dígame si le gusta lo que ve, profesor- dijo la “Alumna”.



El profesor se incorporó ligeramente y lo que vio le sorprendió y maravilló sobremanera. La “Alumna” se había colocado en su cintura un arnés que sostenía un hermoso consolador de látex, de color violeta, que ofrecía un curioso contraste con la bella figura femenina de su propietaria. Sonrió un poco y dijo que le gustaba mucho.



La “Alumna” chascó los dedos e indicó al profesor que se arrodillara. A continuación acercó su pene de látex al profesor y comenzó a rozar y acariciar su cara. El profesor cerró los ojos y abrió la boca. Ella introdujo su pene y él empezó a chuparlo lentamente, con los ojos cerrados, ensalivando el látex y metiéndolo de manera cada vez más profunda en su boca. Ella lo miraba con satisfacción y movía su cadera lentamente, para facilitar la felación.


- Profesor, lo hace muy bien, me está chupando maravillosamente. Se nota que le gusta –añadió maliciosamente

- Do you enjoy sucking my penis, professor?



çEl profesor no podía hablar, porque su boca estaba llena con el pene de látex. Se limitó a asentir con la cabeza mientras abría un momento los ojos y la miraba a ella desde abajo sin dejar de meter y sacar el consolador de su boca. A ella le gustó esa imagen. Él cerró los ojos y continuó chupando. Una gota de saliva resbaló por su comisura.


- I’m fucking your mouth, professor. And now I’ going to fuck your ass too.

El profesor gimió. Entonces ella ordenó que se diera la vuelta y se apoyara contra la cama, con las piernas abiertas y el culo expuesto.



La “Alumna” cogió un lubricante y lo extendió generosamente sobre el consolador ensalivado. Manipuló el ano del profesor para lubricarlo también y a continuación apoyó allí la punta del consolador. El profesor suspiró profundamente, pero se dejó hacer. Tras unos minutos de tanteo, el consolador fue penetrando lentamente en aquel territorio inexplorado. La “Alumna” no pudo evitar un gemido de placer al notar que le penetraba y lo poseía por completo, con firmes movimientos pélvicos que marcaban su absoluto dominio sobre él. Se sabía la plena triunfadora y una amplia sonrisa floreció en su cara mientras él suspiraba bajo las acometidas de su Ama.

Continuará....

miércoles, 9 de enero de 2013

jueves, 3 de enero de 2013

Retazos de Pandora


¿Qué hay hoy en tus palabras que afligen a aquellos que las escuchan realmente, Dadora de Bienes?

¿Quién eres?

"Soy aquel que da esperanza"


                                                            ¿Dónde estás?

"Fuera de  los límites que te han impuesto"


                                                           ¿Quiere decir esto que no podré verte?

"Sólo  pòdrás llegar a mí si abres la caja"


( "Abre la caja Pandora, sólo por un instante mira lo que hay en su interior")


"No le escuches Dadora de Bienes o te condenarás" 


("Has elegido tu camino Dadora de Bienes" ¡"Abre la caja, Pandora! ¡Ábre la caja!")


Los dedos de Pandora resbalaron por los bordes de la tapa y la levantó  marcando para siempre su destino.


"Cierra la caja, Dadora de Bienes, todavía tienes una oprtunidad de salvarte, de salvarlos a todos, consérvame".

Y al cerrar de nuevo la caja ésta estalló en pedazos , que Pandora protegió por toda la eternidad.


"Estás triste Dadora de bienes"


                                                        -Solo estoy cansada, Elpídia. Pero todavía te conservo-

"Siempre me conservarás, Dadora de Bienes"


Y con el tiempo la Diosa se presentó ante Pandora y así le habló-

-Has conservado a tu lado a la Esperanza, de los restos de la caja, y eso juega a tu favor.
y le mostró una pequeña ánfora, escuha Pandora, aquí dentro tengo cinco de los Dones que perdiste y que han vuelto al Olimpo, y serán los que se conviertan en las nuevas paredes de la caja, de la esperanza, y deseo que tú seas su guardiana.

Vais ...a apartarme de Elpídia.... La esperanza siempre vivirá en tu interior, pero para que puedas tenerlo eternamente  a tu lado deberás perderlo primero.

Elpídia volverá a ti, pero para ello deberas aceptar desprenderte de él primero y aceptar el vínculo que te unirá a traves de las vidas y reencarnaciones. de los dones que compondrán la caja, Vida tras vida vuestras almas se reencarnaran juntas, ellos te desearán, te anhelarán, seran tus custodios, y tú su eterna guardiana.

"Si es  lo que deseas, hazlo, Dadora de Bienes, yo siempre estaré a tu lado y te esperaré las vidas que  hagan falta"

                                                -Antes dejarme conservar su recuerdo por siempre-

Y ante ella lanzó el ánfora y los restos de la caja al aire, uniéndose en un haz de luz, de un intenso brillo, cegándola por completo antes de que se extinguiese, ante ellas comparecian ahora cinco hombres, cada cual más apuesto y sexual, que sonrieron con calidez a Pandora, pero la atención de esta quedó relegada hacia el ser que permanecia en medio de ellos, cuyas muñecas estaban rodeadas por grilletes y cadenas doradas que lo enlazaban a los otros cuatro hombres.
                             
                                               -Elpídia dijo ella encontrando su mirada-

"estaré eternamente a tu lado, mi Dadora de Bienes, y esperaré las vidas que sean necesarias para reencontrarnos"


Y pandora, recordó, soñó, y buscó sin descando a Elpídia y a  los dones que guardaban la caja sin éxito.