viernes, 15 de marzo de 2013
¿Cenicienta?.....No tanto
Perdí un zapato en el cine, si, así como te lo cuento, le decía Marga a su amiga Elena,
¿Cómo? Pues mira tan sencillo como que llevaba unos zapatos nuevos, me apretaban muchísimo, así que decidí quitármelos mientras veía la película, pero cuando terminó y fui a ponérmelos me faltaba uno, al principio pensé que estaría debajo de la butaca, al no encontrarlo, supuse que se había caído a la fila de abajo, o que alguna persona al pasar lo había desplazado, pero no, el zapato no estaba en ninguna parte, se había volatilizado, ¿te lo puedes creer?
Y ahí me tienes andando descalza por el cine para ir a hablar con el responsable de la sala,
.-Mire ve; es un zapato como este, y se me ha perdido en la sala.
-, Srta. eso es imposible, ¿como puede habérsele perdido un zapato? .-A ver Ud se cree que yo venía solo con uno, ¿No verdad?
Después de hacerle entender y sobre todo que entendiera que el zapato había desaparecido, le deje mis datos por si aparecía o alguien lo encontraba y me lo pudieran devolver, me dirigí al aparcamiento descalza, sintiéndose cual cenicienta, con las medias hechas polvo y más furiosa que un león enjaulado.
Pero como ha podido pasar eso, arggggg mis zapatos nuevos, además eran un regalo de Lucas, Marga no salía de su asombro, se acordaba de una peli en la que también perdían un zapato, pero era porque lo tiraban por la ventanilla de un coche, la verdad es que la situación no dejaba de ser surrealista.
Hola Elen guapa, estoy hasta las horquillas del pelo, llevo una día atroz creo que voy a matar a alguien después de torturarle cruelmente, por cierto tenemos que vernos me he comprado el juguete que vimos en el sex shop el de color morado es monisimo.
- La Srta. Marga López? (Upsss no era Elen), si soy yo, ¿quien es?
Soy Roberto Herrera, el motivo de mi llamada es porque tengo algo suyo, y me gustaría devolvérselo,
.-¿Perdón?.- ¿Ud no ha perdido un zapato en el cine?
Si así es, ¿no me diga que Ud lo encontró, No se le ocurrió entregarlo en taquilla o a alguien del cine? No sabe lo mal que lo pasé, me parece Ud un inconsciente.¿Cuando podemos quedar?
¿Le parece bien en Acuarela, digamos mañana sobre las 18:00 hs? De acuerdo, pensó Marga, así de paso recogería el juguete nuevo, la tienda estaba en una calle cercana. Como nos reconocemos? Estaré esperándola en la puerta y llevaré una bolsa negra en la mano
Y así quedaron en verse al día siguiente, para al fin Marga recoger su precioso zapato.
Roberto estaba algo triste por tener que desprenderse de ese zapato, pero uno solo no le satisfacía, aunque desde que lo tenía en su poder había imaginado un sin fin de escenas con la dueña de semejante objeto de adoración, sabía que debía ser una persona amante al menos de los zapatos exclusivos y originales, y el tacón de aguja ya marcaba unas preferencias sobre la propietaria de esos magníficos estiletos, fetiches de muchos de sus sueños y deseos más ardientes y excitantes, no en vano más de una noche desde que lo tenía en su poder, lo había adorado y venerado como a un dios, había tocado y besado el tacón, imaginado que el pie de su dueña estaba dentro y su lengua lamía despacio ese pie, deteniéndose y deleitándose con cada dedo…..Continuará.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Yo también estaría igual de triste que Roberto, aunque esperemos que en esa cita en Acuarela Roberto se alegre.
ResponderEliminarYa veremos que le pasa a Roberto jejejeje
ResponderEliminarMe intriga saber si Roberto robó el zapato a propósito o si fue un inocente instrumento en manos del destino, al hallarlo por azar (tal vez estaba sentado en el asiento de delante y le llegó empujado sin querer por la propia Marga). En ese caso habría jugado el azar, pero él no quiso dejarlo pasar y se lo apropió, al menos temporalmente, dando gracias a ese caprichoso destino.
ResponderEliminarBueno... bueno ya veremos qué pasó y por qué Roberto tenía el zapato de Marga. En este caso y en otros muchos, la imaginación de la autora es la que siempre decide jejejeje
ResponderEliminar