lunes, 30 de enero de 2012
La Tutora (Final)
Vamos a tomarnos nuestro tiempo, te enseñaré a ser el mejor de mis alumnos.
Sonriendo en la penumbra le ordenó colocarse en posición, la fusta bailaba en sus manos, al ver su piel brillante lisa y expuesta para ella, un silbido rompió el silencio, como ella le había ordenado Marc iba contando cada latigazo que sentía en su piel …uno…dos…tres…. al llegar al décimo ella se detuvo, y le acarició la zona enrojecida por los azotes, su boca trémula dejo escapar un leve suspiro, y ella no acertó a interpretar si era de placer o de alivio, pero a simple vista por la erección y como goteaba su pene no hacía falta preguntar.
Deliciosa tortura pensó, sin saber que aún no había sentido todo el poder de la Tutora sobre él.
Seguía de pie inmóvil, esperando la siguiente lección, la mano de la Tutora acariciaba lentamente sus genitales, suaves caricias, deseaba intensamente desbordarse, pues en esa situación no podría aguantar mucho más tiempo, como si ella le estuviese leyendo el pensamiento le apretó con tal fuerza los testículos que casi se desmaya. No marc le dijo ella, aún no, no hasta que yo lo decida le susurraba al oído, aún con el dolor que le inundaba, su pene no dejaba de endurecerse y palpitarle de tal forma que estaba a punto de reventar, la mezcla de placer y dolor le estaba volviendo loco, no sabía que deseaba más, si sus lacerantes caricias o sus dulces castigos, de cualquier forma sabía que por mucho que quisiera resistirse, (si esque lo hacía) él ya estaba en su poder.
La siguiente clase fue sencilla, la Tutora, le indicó que quitase la tela que hasta ese momento cubría una especie cajón, al hacerlo observo que lo que allí había era un jaula de tamaño mediano, como para que cupiese un perro mediano, dentro había una serie de utensilios que pronto serían usados en él, la Tutora cogió unos grilletes le inmovilizó las manos a la espalda, le hizo un bondage en sus testículos y pene, cogió un pequeño plug que se abría e introdujo llave de los grilletes dentro, le ordenó que se pusiera a cuatro patas y se metiera dentro de la jaula, dejando expuesto su culo, firme pero delicadamente le introdujo el plug en su ano, le cambió los grilletes de posición, ahora con las manos hacía adelante, y le sujeto las muñecas a la parte alta de la misma, esa posición solo le permitía estar de cuclillas en la jaula pues al intentar sentarse, comprobó que el dolor en los brazos y en su ano podía llegar a ser atroz. Le vendó los ojos y le dijo he de irme y allí le dejó.
No sabía el tiempo que había pasado encerrado, no sentía ninguna de sus extremidades, el ano y su pene le dolían tremendamente y la boca era como estropajo, los ojos le lloraban.
Oyó los pasos de ella acercándose. Y acariciándole el mentón y con voz dulce le dijo, te das cuenta Marc?, no podrás escapar de mí, ahora eres mío
Un impulso le hizo querer tirarse al suelo para besarla los pies, pero en la situación que estaba no podía moverse, (ese gesto de sumisión que a ella le parecía tan adorable).
Al terminar la tarde, Marc ya no era el insolente y malcriado chico del comienzo de la misma, había sido “reeducado” para ser el servidor personal de la Tutora, así ella le formuló la siguiente pregunta, estás dispuesto a ser mí asistente, mi criado, mi secretario, mi lacayo y mi esclavo? Estarás a mí disposición las 24 horas del día, dormirás en mi habitación dentro de tu jaula, aunque puede que algunos días te permita que lo hagas en el suelo a los pies de mi cama, así estarás atento a todas mis necesidades.
Si Señora, por y para siempre enteramente suyo.
(Un hombre no demuestra que es un macho cuando tiene una erección. Es un macho si es capaz de dar placer a una Mujer). Párrafo extraído del libro Once minutos de Paulo Coelho.
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Hermoso relato. El joven Marc es muy afortunado. Va a ser mucho más feliz con las enseñanzas y disciplina de la tutora.
ResponderEliminarEn cuanto a la frase de Coelho, para mí ningún placer es comparable al de dar placer. Hacer que ella tenga un orgasmo es el máximo triunfo.
El mayor orgullo para un sumiso, es satisfacer a su Ama.
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