martes, 24 de enero de 2012

La Tutora. (I)













Hundida en el sillón observando como temblaba al ponerse en pie frente a ella, la operación le costó un largo y silencioso minuto, la visión de su humillación y zozobra, era tan satisfactoria que prolongó el placer de mirarlo. Así desnudo quieto, temblando, no era más que un objeto en las manos de ella,

No, Marc, dijo al fin, este dio tal respingo que trastabilló, y estuvo a punto de caer, (adorable pensó ella) No Marc, aún no hemos acabado los “deberes”
Bien Señora Ud guíeme.

Para Marc era la primera vez que estaba en esa situación, tanto tiempo anhelada pero nunca conseguida, ahora en el silencio sepulcral que reinaba en la sala pensaba en como había conocido a la Tutora, fue su padre el que harto de sus devaneos, le dijo que tendría una Tutora para ayudarle en los trabajos de la facultad. Al principio pensó que sería una chica de su facultad, a la cual podría manejar a su antojo, Y un día allí estaba frente a una mujer mayor que él, atractiva y con una mirada gélida. Un escalofrío le recorrió la espalda y sin entender porque un espasmo de placer sacudió su entrepierna.


Los primeros días habían sido de tanteo, ambos se tantearon mutuamente, a ver quien se cansaba antes, él acostumbrado a salirse con la suya desde pequeño, incorregible, insufrible, insolente, Tirano, y casi todos los adjetivos “descalificativos” que uno se pueda imaginar, todas las “nanys” que había tenido le duraban un mes (si le viesen en la situación en la que se encontraba ahora se reirían de él, le humillarían más de lo que ya estaba) , asique terminó en un internado del cual sólo salía en contadas ocasiones.

Por eso ahora pensaba en como había llegado a esa situación, de humillación, obediencia y vergüenza con aquella mujer.


Ella se levanto del sillón y se acercó lentamente a él, una mano de uñas
rojas le acarició la nuca, y no pudo evitar una erección, que ella le bajó al instante de un manotazo.

La vergüenza le dejó sin habla con la cabeza baja, la mirada perdida, y sin creerse del todo el estar viviendo esa situación que le humillaba, pero a la vez le era tan placentera. Obedecer y satisfacer a una Mujer como nunca antes lo había hecho, y además a cada minuto que pasaba le gustaba más y se entregaba más a los requerimientos de ella.


En esa tarde la Tutora le había enseñado más de lo que había aprendido hasta ahora, le había enseñado como debe adorarse a una Mujer.

3 comentarios:

  1. ummmmm como siempre sublime...y preludio estoy seguro de mas entregas llenas de morbo y excitación

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  2. espectacular comienzo..., con la boca abierta y la saliva manchando mi teclado, anhelante espero su continuación.

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  3. limpiabotas-md, Cierra la boca, que por la boca muere el pez, (nunca mejor dicho)

    alberto, como siempre en mi linea.

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