jueves, 8 de marzo de 2012
La Dama del tren (III)
Alejandro observaba los zapatos y las piernas de Marta con creciente éxtasis y excitación, y esperando las indicaciones de ella.
Ponte en pie le dijo,…con la mirada baja y las manos a los costados se enderezó,
Marta llevaba una cuerda fina de esparto, que había empezado a oprimirle los testículos primero, para a continuación anudarla por su pene hasta casi llegar al glande, el cual dejó libre, la presión era suave pero a la vez tenía la intensidad justa como para ser agradable en el comienzo pero tortuoso según pasase el tiempo, a continuación unas pinzas metálicas sujetas a una cadena le presionaron sus excitados y erectos pezones, y sintió el dolor más penetrante que había sentido nunca, pero a la vez el placer más intenso, y eso era evidente al ver como por su glande no dejaba de gotear. Y sus testículos imploraban por reventar.
Marta le indicó que se arrodillase de nuevo, y mientras lo hacía una “caricia” con el gato, le bajo la excitación y le puso alerta, le indicó que la siquiera a cuatro patas como el perro que era, entraron en la habitación secreta de Marta, la única luz que allí había eran unas velas estratégicamente colocadas, una cruz de San Andrés presidía una de las paredes, dos muebles con cajones y un expositor para los instrumentos de Marta, también había una especie de bandejas adosadas a la pared dónde podían apreciarse todos los zapatos sandalias y botas de Marta, el espectáculo era sugestivamente excitante, ponte en pie, marta le condujo a la cruz de San Andrés le dio la vuelta y le sujetó, manos y pies estaban inmovilizados, y su espalda y trasero quedan a disposición de Marta el “gato” de nueve colas estaba sujeto a su muñeca.
Estas preparado? Si Señora, tienes alguna duda? No señora, sabes contar? Si Señora….. Pues empieza…….Uno sintió el primer azote en sus nalgas, latigazo la piel le escoció y le quemó…Dos volvió a sentir escozor…… Tres sentía una mezcla de picor escozor y calor …..Cuatro el culo le ardía, cinco…. Seis…. y así hasta diez, cuando Marta acabo de azotarle con su mano le indicó que esa era su marca, y que jamás podría olvidarse de ella, gracias Señora es un honor para mi sentir su poder en mi.
No me des las gracias aún no he terminado, primero le acarició con las colas del gato, lentamente, le calentaba la piel para dar el siguiente paso, en cuanto ella viese que estaba preparado…… Empieza de nuevo a contar. Ahora el gato se estrelló en su espalada y el escozor fue impresionante el gato iba de su espalda a sus nalgas , mientras le azotaba le daba tirones de la cadena sujeta a las pinzas de sus pezones, lo que hacía que se estremeciera tanto de placer como de dolor, una de las velas cercanas le sirvió a Marta para regar son su cera la piel de Alejandro, la sensación era alucinógena, y Alejandro no quería que terminase nunca, cuando llegó a veinte Marta paró y le acarició delicadamente por dónde le había azotado, su pene no estaba tan erecto pero no había dejado de gotear, pues así lo indicaba el charquito del suelo.
Marta le liberó de la cruz, y con un chasquido de dedos le indicó que al suelo, era hora de la adoración de sus divinos pies, antes de que empezará le puso unas pinzas de madera en el glande para así encerrárselo, no quería que la manchase.
Mientras Alejandro se entregaba a la adoración de los pies de Marta, ésta enviaba un mensaje a Carlos, te quiero aquí en 15 minutos tráeme algo de comer y de beber.. Si Ama… Carlos sonrió y salió. De camino a casa de Marta se paró en una delicatesen dónde adquirió algo para comer,una botella del vino preferido de su Ama y otra del champán favorito de ella, pasó junto a una floristería y aunque ya le había dado un ramo de rosas rojas le compró otra muy especial…….Continuará
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Quién será el afortunado que pruebe esas pinzas con su cadenita en sus pezones... el gato en su piel.. la cuerdita aprisionando su sexo? ¿Las pinzas en sus testículos quizá?... ¿Y quién lamerá esos pies...?
ResponderEliminarPreciosa historia...
luis eso es un secreto.
EliminarCon impaciencia espero la continuación de este relato. Hoy, cuando volvía a casa, me he acordado de este texto. En el autobús suelo coincidir con una chica, muy guapa, pelirroja, pelo corto, siempre lleva botines, lo que le hace tener un andar muy femenino. De vez en cuando se los miro, pero con mucha discreción, creo que nunca me ha visto mirándoselos. Ella se suele sentar en la misma fila del autobús que yo. Ella suele leer un periódico, "El País", yo un libro. Cuando es ella la que ha entrado antes no me atrevo a sentarme cerca de ella. Quizá no quiera nada conmigo, y sólo sea una fantasía masculina, pero hoy ha venido especialmente guapa. Se acerca el verano y llevaba una camiseta blanca, con el cuello muy ancho, de los que dejan al aire un hombro, y dejaba al aire también el tirante de su sujetador negro. Venía impaciente a casa por compartir esto, y el que viendo ese tirante negro he pensado que ojalá tuviera la suerte de que algún día esa chica me dijera "Quítame los botines y dame un masaje en los pies", para a continuación terminar en su casa probando su gato de nueva colas.
ResponderEliminarpepa si deseas algo intensamente, algunas veces se cumpole, pero no todas.
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